A24 suele presentarnos filmes extraordinarios y este no fue la excepción. We Live in Time
llama la atención desde sus protagonistas Andrew Garfield y Florence Pugh, dejándonos
crear altas expectativas sobre la cinta.
Esta, a pesar de ser una historia predecible, cambia la forma en la que se desarrolla, pues veremos la evolución y construcción de la relación de pareja entre Almut (Florence P.) y Tobias (Andrew G.). Entre brincos de tiempo, viajaremos con ellos a los momentos cruciales, muchos de ellos dolorosos, frustrantes y sobre todo los momentos que toda pareja ordinaria tiene.
El regreso del cáncer de Almut es el clímax que los pone en un reto sobre ¿Cómo volver a afrontarlo?, aquí es donde las actuaciones de Florence y Andrew te envuelven con mucha afinidad hacia ellos, llegan a ser dramáticas, pero supieron no romantizar de más, ya que se siente esa espera lenta de saber que una enfermedad invasiva se llevará al amor de tu vida.
¿Por qué es una gran propuesta?
Porque no cae en lo cursi con un final perfecto, nos muestran a dos personas que a pesar
de sus diferencias encuentran la forma de amarse, con sueños atorados como la mayoría
de nosotros, con la duda o no de tener hijos, nos demostraron que uno vuelve a enamorarse
profundamente de formas inesperadas incluso después de un corazón roto y eso es lo que
lo asemeja a la realidad, porque todos tenemos un pasado, un presente y un futuro que no
siempre será lo que deseamos.
Ir al cine a ver “We live in time” es un abrir de ojos sobre lo valioso que es estar con las
personas que amas, y aún más importante, sobre cómo pasamos el tiempo con ellos. Nos
invita a reflexionar la importancia de aceptar las decisiones de los demás, incluso Florence
nos regala una escena donde nos muestra su transición hacia esta enfermedad que te
arranca el corazón, y que a su vez te llena de ganas de disfrutar cada minuto a lado de esa
persona y tu familia. Es todo lo que tienes que disfrutar.
Para mí, esta película me puso en retrospectiva sobre nuestras relaciones y lo valioso que
es el tiempo que tenemos con ellos, ya que la empatía, sensibilidad y vulnerabilidad, son
pilares en los vínculos humanos, sobre todo con los que amamos, y esto lo vemos reflejado
en la pantalla.
