¡Volvieron los Talking Heads! ‘Stop Making Sense’ revive para los fans el gran concierto de los 80

El sonido y la emoción de los 80 volvieron para regalarnos unos de los mejores shows en
vivo con ‘Stop Making Sense’, el concierto de los Talking Heads que quedó registrado
para siempre por el ojo de Jonathan Demme, y que hoy hace un viaje en el tiempo que nos
permitirá vivirlo en salas de cine, y remasterizado, hasta el 5 de octubre

Del 13 al 16 de diciembre de 1983, una de las bandas emblema del rock estadounidense
llegó al Teatro Pantages de Hollywood para dar una serie de presentaciones que dejarían
suficiente testimonio de por qué aún hoy, 40 años después, su música sigue haciendo que
la gente se ponga de pie para bailar y sumergirse en el mood que David Byrne, Tina
Weymouth, Chris Frantz, Jerry Harrison, Bernie Worrell, Alex Weir, Steve Scales, Lynn
Mabry y Edna Holt
, dicten desde el escenario.
Conocidos por la soltura con la que experimentaban y mezclaban rock con ritmos africanos,
los Talking Heads lanzan para mediados del 83 ‘Speaking in Tongues’, el álbum del que
se desprenden las presentaciones que finalmente quedarían documentadas por el director
Jonathan Demme -que nueve años después, en 1992, ganaría el Óscar por ‘El silencio de
los inocentes’
-, con una capacidad incuestionable para captar la precisión y espontaneidad
de todo lo que sucedió en la tarima del Pantages durante esas tres noches.

Talking Heads

Casi cuatro décadas después, A24, la empresa cinematográfica, decide hacerse cargo de la
remasterización en 4K de la cinta, con un resultado tan sólido y definido que deja al público
con la única misión de disfrutar, por casi hora y media, de un concierto imperdible.
Los primeros cuatro minutos lo son todo. Un David Byrne en traje blanco y guitarra entra
solo al escenario, que además deja ver todo lo que se esconde tras el telón, y comienza a
interpretar ‘Psycho Killer’ en un ambiente carente de parafernalia, pirotecnia excesiva, o
espectáculo de luces que te obligue a mirar antes que escuchar.
De a poco el staff integra en el escenario las estaciones e instrumentos del resto de la
banda, y para la tercera o cuarta canción ya se encuentran todos en escena, encuadrados,
logrando lo que solo había presenciado en funciones de grupos de K-pop: que el público se
levante de la butaca para convertir el espacio frente a la pantalla en Pista General A, y
ponerse a bailar ahí, frente a una banda que le regaló a la historia de la música
contemporánea 20 años de trayectoria y sí, también el que pudiera ser el mejor concierto de
todos los tiempos.

Cinencuadre

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