
Hay dentro del cine un abanico de posibilidades en cuanto a géneros, discursos y técnicas,
pero hay una en especial que siempre es víctima de las críticas despiadadas de quienes
buscan en el blockbuster del verano algo más que la garantía de ir a pasar un gran día en el
cine. Hoy, hablemos de ‘Tornados’.
Esta -que no es una secuela, sino que existe en el mismo universo de la de 1996- nos
presenta la historia de Kate Cooper (Daisy Edgar-Jones), una meteoróloga cuyo sueño es
“domar al tornado” y hallar la forma de extinguirlo. Un día, cazando tornados para probar su
experimento junto con sus compañeros de universidad, un F-5 se materializa frente a ellos,
arrastrando a tres y marcando para siempre la vida de nuestra protagonista.
Años después, Kate vive resignada en el ajetreo neoyorkino, y Javi (Anthony Ramos), el
único compañero que sobrevivió a la catástrofe, la contacta con una oferta que no va a
rechazar: volver a las llanuras de Oklahoma, donde la frecuencia y los efectos de los
ciclones son cada vez peores. En el proceso, veremos a Kate salir del exilio emocional para
reconectar con la pasión por la meteorología y la predicción de tornados, e incluso
reencontrarse con su ambicioso experimento universitario. Apenas llega, se encuentra con
un nuevo equipo, divertido y apasionado por este fenómeno, liderado por Tyler Owens
(Glen Powell), el rival; mientras que ella está con el equipo de Javi, algo menos dinámico y
más interesado en obtener datos que puedan agregar a sus informes.

La película es un trabajo limpio. Su antecesora, lanzada en 1996, dejó claro el camino a
seguir, y esta nueva entrega lo hace perfecto replicando la fórmula de las casas voladoras y
la tensión de tener un vórtice de más de un kilómetro de diámetro devorando todo mientras
avanza hacia ti. No se perciben momentos flojos ni arcos forzados, todo converge en el
pretexto de mostrar la catástrofe que ronda en la región. El romance, la acción, la ciencia
e incluso la amistad y las rivalidades están siempre supeditadas al inclemente clima de la
historia que en todo momento hace que te estremezcas en tu asiento gracias al poderoso
trabajo de efectos especiales y sonido.
Vemos también a Glen Powell abrazando su papel como galán de Hollywood. Interpreta a
un vaquero youtuber que en la superficie se dedica a cazar tornados y hacer contenido
monetizable junto con su equipo, pero que conforme avanza la historia nos muestra la
profundidad del personaje y su afinidad con el de Edgar-Jones. En general, los vínculos se
muestran de forma simple y nada rebuscada. La razón de todo son los tornados y en ningún
momento pierdes eso de vista

Hay guiños que nos dejan ver conexiones entre esta y la que en su momento dirigiera Jan
de Bont, como el cameo de la Dorothy V -avejentada por el uso- durante los primeros
minutos; y otros que se conservan dentro de la dinámica de los personajes, como la
existencia de un saludo de dedos entre colegas, una figura materna que nos permite
acercarnos al tuétano de nuestra protagonista, y la tensión de saber que en cualquier
momento los personajes se van a tener que ver cara a cara con un F-5.
Aún así, no es requisito haber visto la anterior para disfrutarla. Pinta como una oportunidad
imperdible para quienes amaron la de 1996, y para quienes eligen al azar lo que verán en
su próxima ida al cine.

‘Tornados’ tiene todo para triunfar en el verano: el cast, el soundtrack (ya hay playlist en
Spotify), los efectos especiales en su punto, e incluso si no llega a tener éxito en taquilla,
apunta para convertirse en un clásico de las pelis sobre desastres naturales.
