Cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte tan callando.
¿Qué se fizo el Rey Don Juan?,
¿Los compadres del peñón, qué se ficieron?
¿Qué fue de tanto Caifán?
-Los Caifanes, 1967

No pasó una semana de abril cuando llegó la noticia: Ernesto Gómez Cruz, el último de Los
Caifanes, había fallecido a los 90 años.
El histrión veracruzano se fue y dejó un legado de más de medio siglo en la industria del
cine mexicano, que durante sus últimos años de vida no hizo mucho por seguir guardándole
un lugar que le permitiera seguir presentándose ante las cámaras o el escenario. El tenor de
la vejez para muchos actores.
Lo triste de su partida llevó a esta servidora a revisitar la película que, según cuentan en
internet, fue la que definió el éxito futuro de la carrera del actor… Aún así tardé mucho en
reconocer que ‘El Azteca’ de la película de 1967 era interpretado por la misma persona que
le dio vida a Don José Reyes en ‘El Infierno’.
Corrían mis días de secundaria cuando me surgió la obsesión por cierta banda de rock
ochentera -que para mi suerte ya se había desintegrado -y de la que seguro hablaré en otra
ocasión. Quería saber todo de ellos y nadie sabía dar una respuesta certera al origen del
nombre, así fue como llegué a la película del director Juan Ibáñez, ‘Los Caifanes’, que
durante muchos años estuvo disponible en YouTube.
No entendía mucho de lo que decían, pero ver la complicidad y el juego de la pandilla
-encabezada por ‘El Gato’ de Sergio Jiménez-, y entender cómo los cuatro interactuaban
con el resto de la gente y con una ciudad de noche, me mantuvo años soñando con la
libertad de ser mayor. Pobre adolescente.
Nada me preparó para el shock que viví cuando escuché “De mis soledades voy, de mis
soledades vengo, porque para andar conmigo me basta mi pensamiento”, de la voz de Don
Ernesto, cuando se encuentran en la escena de los ataúdes y todos se ponen a recitar
fragmentos de las coplas de Don Jorge Manrique y un pedacito del poema de Lope de
Vega.
El escuadrón se completaba con las actuaciones de Eduardo López Rojas, ‘El Mazacote’; y
la voz de todos mis días tristes: Óscar Chávez, ‘El Estilos’. En el filme son una amalgama
que de alguna forma llega a dar sentido a la monotonía de la vida ya escrita de los
personajes de Julissa y Enrique Álvarez Félix, y a la que tienen que volver una vez que se
rompe el hechizo de la aventura nocturna, al amanecer.
Y aquí estamos, 57 años después, dándole el adiós al último de los Caifanes, al que se
mantuvo más tiempo jugando un rayo con la huesuda. Ya se fue a su cama de amor eterno.
Que en paz descanse Don Ernesto.
