Memory cuenta las historias paralelas de Sylvia y Saúl: dos adultos con problemas mentales que sobrellevan estos mismos cómo pueden y cada día, hasta que sus caminos se ven entrecruzados. Memory, Imágenes que valen más de mil palabras.
Me gustaría elogiar de primera mano la evolución gratificante y exhausta que ha tenido Michel Franco en esta nueva entrega. A diferencia de su proyecto antecesor a este, Nuevo Orden (2020), la manera en la que actualmente dirige está a mil años luz de diferencia y superioridad comparando a esta última mencionada. Por lo tanto, envío mis felicitaciones al director, donde, a pesar de reconocer que no está en su potencial más alto, ha tenido un avance muy significativo para su carrera como director.
Similar en tono, tal y como una de sus otras antecesoras Daniel & Ana (2009), nos relata a través de la historia tanto de Sylvia, como de Saúl, temas tabúes que no se ven todos los días. En especial, el personaje de Sylvia interpretado por Jessica Chastain, nos representa perfectamente cuáles son las consecuencias y daños colaterales de un post-trauma relacionado a los abusos sexuales.
Esto, no solo a través de todos los límites que tiene Sylvia hacia otros y su entorno donde nos permite ver qué tanto le afecta lo que alguna vez sufrió día con día, sino también nos lo hace ver a través de gesticulaciones y movimientos corporales en cada escena, el trabajo de contención que Jessica logra te mantiene en constante ansiedad durante la película, pues, al meterse en sus zapatos, te da miedo que pueda llegarse a sentir en peligro como en aquel evento traumático que vivió, así no esté en una situación directamente peligrosa, sino hasta de la vida cotidiana. Es interesante ver como espectador cómo es que cuida que nadie la roce, los movimientos involuntarios que demuestran incomodidad, y hasta las decisiones que toma para auto-protegerse a ella y a su hija.
Una historia realista y compleja
Por otro lado, esta ácida y compleja trama se ve acompañada de la historia de Saúl, un señor de la misma edad que ella que sufre de una enfermedad que hace que pierda la memoria a corto plazo. Cuidado por su hermano, entabla una amistad poco a poco con Sylvia y a su vez ella con él, donde, a pesar de establecer en un inicio límites muy estrechos, se va abriendo y Saúl a pesar de no recordar del todo lo que está pasando le brinda su amistad y amor genuino hacia ella. Tanto Peter Skarsgaard (Saúl)como Jessica te convencen inmediatamente de su química en pantalla desde que comienzan a interactuar, una sincronía hasta magnética que te hace sentir una inmensa la empatía por ellos a lo largo de su historia.
Sin embargo, personalmente a la hora de discernir entre sí una película me gusta, o no, no solo es a partir de su guion o actuaciones, sino de igual manera en lo visual. Este es un rasgo que considero que carece enormemente la película, viéndose casi gris en cada momento en la película, desconozco si era la propuesta e intención de Michel Franco, pero, genuinamente se hubiera podido representar visualmente a través de los colores y tonalidades los rasgos característicos de cada personaje, y ver hasta cómo podrían fundirse en ellos una vez son allegados.
Como conclusión, Memory es una película realista, donde, representa cruel pero fielmente las consecuencias que pueden contraer los traumas de todo tipo sin llegar a romantizarse esto. Pero, sí se nos comparte una perspectiva de empatía tanto por la historia como la evolución del director, el cual, a pesar de no ser perfecto, esta última entrega permite que me nazca la esperanza hacia su potencial como director.
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