
Alien, aunque no lo creas, es una de las franquicias más exitosas y queridas por los fans de
la ciencia ficción. Luego de más de cuatro décadas del estreno de la cinta que lo inició todo:
Alien: El octavo pasajero (1979), de Ridley Scott, los Xenomorfos (nombre que se le dio a
la criatura) siguen dando de qué hablar, con un universo que sigue en la búsqueda historias
refrescantes que sigan en boca del público. Arcos que van desde el simple suspenso y
terror de estar encerrado con la criatura, hasta líneas que tratan de dar sentido a nuevas
teorías sobre de la evolución humana dentro del mundo de Alien, y el peligro que a veces
representamos para la existencia de nuestra propia especie, tocando temas y ramas más
profundas y filosóficas.
Alien: Romulus decide irse por una trama clásica de suspenso y terror brillantemente
ejecutada que te lleva a sentir una angustia terrible.
En 2142, una sonda espacial de la corporación Weyland-Yutani investiga los restos del
USCSS Nostromo y recoge un objeto orgánico que contiene un xenomorfo. Tiempo
después, en la colonia minera Jackson’s Star, la joven Rain Carradine (Cailee Spaeny),
una huérfana que trabaja con su hermano adoptivo Andy (David Jonsson), un humano
sintético reprogramado, acepta unirse a su ex-novio Tyler (Archie Renaux) para viajar a
una nave espacial abandonada a intentar recuperar las cámaras de criostasis que les
permitirán a ellos y a sus amigos (la hermana de Tyler, Kay (Isabela Merced), su primo
Bjorn (Spike Fearn) y la novia de este, Navarro (Aileen Wu), escapar al planeta Yvaga.

La cinta arranca con la trama clásica de la franquicia, nos presenta a los protagonistas,
rápidamente hacemos clic con Rain, y conocemos las motivaciones de cada personaje (y
también empezamos a deducir quién va a morir primero) y hasta aquí todo bien, nada
extraordinario, podemos decir que tiene un ritmo y desarrollo lento, de no ser por el carisma
y gran trabajo de Spaeny hubiera dejado de poner atención.
Una vez que nos explican la misión de estos nuevos personajes y que se logran acoplar con
la estación abandonada del Nostromo (Alien 1979) todo empieza a volverse más
interesante. Y es que estamos aquí para sentir el terror de volver a ver al Xenomorfo… y la
espera vale por completo la pena.
Pero empecemos hablar de los Facehugger o Abrazacaras, estos bichos raros que son los
que buscan un huésped (humano) para poder implantar el embrión de Xenomorfo y
posterior darle vida, desde que aparecen la angustia es tal que sientes como si tú estuvieras
dentro de la estación, estás a la expectativa y desarrollas aún más la empatía con Rain y
deseas que llegue al final.
Alien: Romulus juega perfectamente con la sugestión, suspenso y tensión, porque gran
parte se la llevan los facehugger y ya sientes un miedo que solo crece y crece hasta la
aparición, paulatina, del Xenomorfo, la construcción de todo esto es brillante, la pasas
terrible y estás en constante estrés por querer escapar, repito, como si tú estuvieras dentro
de la película. La sensación de inmersión es un logro maravilloso, pues hoy en día es muy
difícil que cualquier película de género (horror, terror, SCI-FI) logré sumergirte tanto en la
historia.

Gran acierto del director Fede Álvarez la de cocinar todo a fuego lento, porque cuando
aparece en su totalidad la criatura, el miedo es tanto que hasta te sentirás nervioso
volteando a los lados de la sala de cine y si, en total oscuridad. Hay una escena que
involucra una horda de Aliens y su sangre ácida que te hace mantener la respiración y
aliento, el verdadero “te mantendrá al filo de la butaca”.
Fede Álvarez es un maestro del género, ocupa tres elementos claves para mantener la
tensión: fotografía, iluminación y sonido, cada uno perfectamente planeado para encerrarte
en los pasillos de la estación y no sepas a donde voltear. Mencioné el sonido, aunque
realmente es el SILENCIO el que logra que pases un momento realmente aterrador, es el
miedo mismo. Todo este logro técnico queda coronado con la cereza en el pastel: la
aparición del Xenomorfo híbrido (mitad Alien, mitad Humano). Quedarás impactado,
recordarás aquellas buenas películas de terror que se tomaban el tiempo de construir a sus
monstruos sin tener que quemarlas a los 5 min de empezar la película.

En conclusión, Alien: Romulus es una película sencilla que no se arriesga a explorar
nuevas narrativas complejas, y que sin embargo logra ser un total acierto al regresar el
verdadero miedo y angustia que creó la cinta original de Ridley Scott (Alien 1979) y que
logra dar una clase magistral de lo que es crear terror y suspenso. Sin duda la pasarás muy
bien (o terrible) pensando que hay un Xenomorfo detrás de ti.
